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domingo, 6 de febrero de 2011

Marx y la teoría crítica del currículum

Karl Marx entendía la escuela como un instrumento del Estado que mantiene y sustenta las diferencias sociales, por eso decía que la enseñanza debe ser estatal en lo que se refiere a la fijación de unas leyes generales y de la financiación. El resto de las competencias debe correr a cargo de los municipios, los cuales establecerán unos mecanismos de representación democrática (habla de Consejos Escolares para la gestión y el control de la enseñanza). Marx era partidario de sustraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la iglesia.

En una escuela distanciada tanto del Estado como de la Iglesia, los contenidos de la enseñanza debían tener ciertas características generales. Además de los tres aspectos que estos contenidos debían abarcar, educación intelectual, física y politécnica, era necesario impedir que en las escuelas se impartieran disciplinas que condujeran a interpretaciones partidistas, es decir materias opinables, que la escuela fuera exquisitamente neutra en los temas conflictivos hasta el punto de excluir su propia enseñanza del ámbito escolar. De este modo proponía que ni la economía política ni la religión debían enseñarse en las escuelas. Aquí se está planteando una clara diferenciación entre dos procesos de aprendizaje: el espacio institucional de la escuela, que tiene la función de instruir y el espacio no institucional más difuso de la sociedad, vida cotidiana, familia, etc. que tiene la función de educar.

En cuanto al contenido de la educación, Marx propone la unión de instrucción y producción, trabajo intelectual y trabajo manual, pensamiento y acción, teoría y práctica, filosofía y técnica, se basa en la necesidad de conseguir una educación integral o polivalente. Ello supone, necesariamente, la superación de la clásica división entre enseñanza académica, que tiende a formar alumnos para trabajos de abstracción, dirección y creación, y la enseñanza técnico- profesional, orientada hacia la simple ejecución de actividades manuales o para las que apenas se precisa reflexión. En sus escritos de juventud Marx plantea ya los efectos negativos y perniciosos de la actividad unilateral producida por la propiedad privada y la división del trabajo, en contraposición a los efectos positivos y benefactores derivados de la actividad omnilateral que genera la propiedad colectiva y la abolición de la división social del trabajo. La nueva sociedad precisa hombres que ejerciten sus aptitudes en todos los sentidos.

Hugo Miguez Lozano