miércoles, 9 de febrero de 2011

Emancipación, concienciación y empoderamiento

El presente artículo trata del empoderamiento y emancipación de la educación, “es concebido como el proceso de concienciación que da cuenta al estudiante de sus capacidades, desde lo cual potencia su acción para transformarse y transformar su contexto”, como algo vital en el transcurso de la sociedad.

Una educación para el empoderamiento, se define como “una pedagogía crítica democrática para el cambio individual y social que se centra en el estudiante a fin de desarrollar y fortalecer sus capacidades a la par que el conocimiento académico, los hábitos de la investigación, la curiosidad crítica sobre la sociedad, el poder, la desigualdad y su rol en el cambio social” (Shor, 1995, p. 15).

No hay que olvidarse del papel que juega el propio educador quién reconociendo al alumno como sujeto protagónico, inicia lazos con el, de modo que el aula se ve reforzada, generándose espacios para la reflexión.

El surgimiento de esta forma de educación es fruto de siglos y siglos de educaciones malogradas, centradas en los propios intereses políticos, sociales,… la cual actúa “en detrimento de la condición humana, crítica y reflexiva de los estudiantes”. En este ambiente autoritario surge la formación de “ciudadanos protagónicos”, responsables y transformadores “para lo cual se exhorta a la universidad a retomar su sentido dialógico de apertura a la crítica, a la conciencia y a la emancipación” (Rama., 2005).

Esta educación de lo que hablamos “educación para el empoderamiento” según Shor (1992) “se sustenta en una pedagogía crítica democrática para el cambio personal y social centrada en el desarrollo y formación de un individuo activo, crítico reflexivo, contestatario y social”, para ello hay que modificar, realizar un ajuste curricular, en el que como bien se dicho anteriormente, el docente juega un gran papel, venciendo toda fuerza opresora y social, haciendo del educando un individuo constructivo, todo esto no quiere decir que el docente no intervenga y deje participe de sus actos al propio alumno, sino que debe participar, interactuar con el, marcar el ritmo, las pautas, “llevar la batuta”, generando un ambiente de reflexión cooperación democrática, para así formar al llamado “estudiante emancipador” capaz de reflexionar críticamente sobre cualquier tema, util a la sociedad actual.

Freire defiende claramente esta idea, para Freire una “educación autoritaria”, ahoga la libertad del estudiante, y no es para nada ético, por lo que debe apoyarse al estudiante, abriéndole espacios de responsabilidad comprometiéndolo, solo entonces profesor y educando se convertirán en verdaderos empoderadores.

A resumidas cuentas, el aula para el empoderamiento, debe generar ambientes para la crítica y la reflexión generando así importancia en el individuo, en su forma de pensar, movilizándolo hacia una función social, de modo que sea productivo y participativo.Cabe destacar por separado al docente como utensilio para el emancipamiento del alumno y al alumno como sujeto potencialmente emancipador. El papel de la universidad juega también, ya que debe realizar esfuerzos en esta nueva iniciativa para generar espacios idóneos para la libertad, para proponer y promover las transformaciones sociales que el país necesita.


Eusebio Zamora García 

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